Ermita de la Virgen

Esta ermita sí existía en 1576, pues consta en las Relaciones de Felipe II, que venimos citando. Y aunque en ella hay ahora diversas imágenes, su advocación sigue siendo de la Purísima Concepción de María, y su fiesta, con Novena previa, está dedicada cada día a un colectivo parroquial: al Trabajo, a las Vocaciones, a la Catequesis, a María en el Hogar, a las Bodas de Oro y Plata de los matrimonios, a María en la Iglesia, a las Hermandades, a los Jóvenes (con ofrenda floral), y a los Ausentes, culminando en su fiesta el día 8 de Diciembre, con procesión grandiosa y fervorosa, con total asistencia de villacañeros estantes y ausentes.

Situada esta ermita al poniente de la población, hoy sobrepasada con nuevas calles y edificios modernos. Tiene culto en la actualidad y fue el primer camposanto, (cementerio a la intemperie), por los que abogaba el Concilio de Trento, para erradicar los enterramientos dentro de los templos, por razones sanitarias entre otras. Medida mal acogida por los fieles del mundo cristiano, que optaba por la tradición de las inhumaciones en tierra sagrada.

Hasta finales del siglo XVIII, que se abrió el actual de Santa Ana, y previo un espacio de tiempo durante el cual se enterraba

en ambos simultáneamente, por razones familiares o circunstanciales, este fue nuestro camposanto. También existe la excepción de un enterramiento, pero dentro de la ermita, el 30 de Noviembre de 1926, del sacerdote Escolapio Padre Antonio García del Pozo, superior en el Colegio de Getafe, y que gravemente enfermo se vino con su familia y falleció.

Sobre este camposanto de la Virgen, ya sin enterramientos desde hace muchos años, se edificó en los años de la Segunda República, un Grupo Escolar.

De esta ermita y su imagen primitiva, existe una leyenda que publicó el ilustre villacañero, don José Lillo Rodelgo, en su novela "Juan María" (Toledo 1928) ilustrada por Vera, que dice:

"El caballero Roldán, al trote de su caballo por solitario campo, vio una zagala que pastoreaba su ganado y requiriola de amores. Echose ella a correr vertiginosamente, seguida de caballo y caballero y refugiose en la ermita, y cuando entró en ella el caballero la vió, jadeante aún, en la hornacina del altar. Y cuando el Caballero conmovido salió de la ermita, halló a su caballo convertido en una inmensa roca. De ahí que de la próxima sierrecita, su siguiente valle, se llame del caballo Roldán."

En el año 2006, el altar mayor de la ermita fue enriquecido con un retablo de tres cuerpos, ocupando la Inmaculada Concepción el central y san Ildefonso y el sagrario los laterales.


Tomado del libro "Historia de la iglesia y ermitas de Villacañas" de D. Luis García Montes