Santo Sepulcro

HISTORIA DE LA HERMANDAD

El 7 de Abril de 1950, Viernes Santo, sale por primera vez la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro por las calles de Villacañas portando el paso que da nombre a la misma. Según fuentes orales de la localidad, sería en el verano anterior cuando el Sr. Cura Párroco Don Román se reuniría con un grupo de comerciantes de la localidad para ofrecerles la  posibilidad de fundar la Hermandad. El hábito que adoptarían es el de Caballero del Santo Sepulcro que consta de manto cerrado de color blanco marfil con cruz de Jerusalén en rojo sobre el hombro izquierdo, cordón doble de color rojo pendiente del cuello y finalizando en sendas borlas del mismo color, birrete blanco con borla roja sobre la cabeza y guantes negros.

Asimismo, es destacable mencionar que, durante los primeros años de la Hermandad, el paso del Santo Sepulcro era acompañado por dos soldados.

En cuanto al acompañamiento musical, podemos citar que a los pocos años de la fundación de la Hermandad comienza a acompañar al paso la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja de Madrid. Posteriormente, hacia 1964 ésta será sustituida por una Banda de cornetas y tambores de la localidad de Campo de Criptana. romanos a caballo portando sus respectivas lanzas. No obstante, todavía en 1968 se tiene constancia que varias personas vestidas de romano formaban parte del cortejo procesional. La carroza era empujada por cuatro personas vestidas de judío.

Según fuentes orales, la Hermandad se disolvería en el año 1970. No obstante, el paso del Santo Sepulcro seguiría saliendo hasta el año 1978, año en el que se paralizan las procesiones en nuestro pueblo.

La imagen titular de la Hermandad representa a Cristo yacente puesto en el sepulcro. Se trata de una talla de madera polícroma de tamaño natural, muy armónica y de perfectas proporciones, perteneciente a la gubia del gran escultor-imaginero madrileño de la posguerra Tomás Parés. En cuanto a su datación, aunque no disponemos de constancia documental sobre ella, puede fecharse en la década de 1940.

Como curiosidad, cabe destacar una inscripción que se encuentra en el cabecero de la imagen en la que se lee el siguiente texto: “A la memoria de los mártires Francisco Prisuelos e hijos y D. Rufino Prisuelos (Presbítero)”. Respecto a la urna, está realizada en madera y tallas doradas en pan de oro. Cuatro ángeles de medianas dimensiones flanqueaban la urna. Tampoco existe constancia documental del autor de la misma pero es significativo citar otra urna de similar factura y fechada hacia 1943 perteneciente a la Cofradía del Santo Sepulcro de Elda (Alicante) y que podría guardar algún tipo de relación.

Tras el paréntesis de los años posteriores a 1978 en el que se paralizan las procesiones, será en el año 1990 cuando comience la nueva andadura de esta Cofradía. En el año 1991 se establece el hábito de cofrade actual que consta de túnica blanca con botonadura negra, ceñida mediante fajín negro, en cuyo centro lleva bordados la cruz y la corona de espinas, capa negra con cruz de Malta en el lado izquierdo, capuz blanco con el mismo emblema que la capa, guantes blancos y zapatos negros. Se conforma la nueva Junta Directiva de la Hermandad y se nombra como presidente a Antonio Raboso Tirado. Asimismo se realiza un estandarte bordado exactamente igual al antiguo.

Debido al lamentable aspecto en que se encontraba la carroza, situada en la ya desaparecida Ermita de Santa Ana, fue necesaria su completa restauración. Son significativas las tallas realizadas en madera sobre terciopelo negro por nuestro gran amigo y colaborador de la Hermandad D. José Copado ayudado por varios de los primeros hermanos. Asimismo, se adquieren cuatro ángeles custodios de pequeñas dimensiones para flanquear la urna.

Varias son las novedades que encontramos en el año 1992. En primer lugar y con muchísimo esfuerzo se forma la Banda de tambores de la Hermandad. Asimismo, el Cuerpo de la Guardia Civil, mandos y subordinados, comienza a acompañar con todos los honores al paso del Santo Sepulcro, con uniforme de gala, portando los fusiles con trincheras de cuero negro “a la funerala” y tricornio sujeto al cuello mediante el barbuquejo.

Dos años más tarde, en 1994, la Hermandad adquiere el paso de la Oración de Nuestro Padre Jesús en el Huerto de los Talleres de Arte religioso del municipio de Olot. No obstante, no será hasta 1996 cuando se incorporen las tallas de los dos apóstoles, Pedro y Santiago, igualmente realizados en los talleres de Olot (Gerona). El grupo escultórico del Señor de la Oración está formado por la imagen de Cristo en actitud orante frente al Ángel bajado del cielo para confortarle y que porta en sus manos el cáliz de la Pasión. Todas las tallas del misterio están realizadas en pasta de madera y policromadas al óleo con las técnicas tradicionales. Para este nuevo misterio se realiza una nueva carroza que alcanza unas dimensiones de trece metros cuadrados. Las tallas son realizadas en madera sobre terciopelo granate por varios hermanos de la Cofradía bajo la dirección del gran ebanista villacañero José Copado. Es destacable asimismo la forma de adornar el paso ya que se utilizan plantas y flores silvestres junto con una gran rama de olivo.


n el año 2001 se realiza un nuevo estandarte por la bordadora de Tomelloso (Ciudad Real) Toñi Carretón. En la parte delantera aparece bordada la Cruz de Jerusalén en el centro, dedicándose las esquinas a otros símbolos de la Pasión de Nuestro Señor. Del mismo año es el varal en metal repujado y rematado por la cruz de Jerusalén, realizado en los talleres de orfebrería Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava.

El Martes Santo del año 2008 fallece D. Antonio Raboso Tirado, presidente de la Hermandad desde su andadura en 1991, por lo que se decide nombrar a su hijo, David Raboso Rojo presidente de la misma.

Será en el año 2012 cuando se decida incorporar cornetas a la Banda de tambores y al año siguiente se incorporan algunas trompetas.

Al año siguiente se decide realizar unas andas procesionales para el paso del Santo Sepulcro. Para ello, varios hermanos de la Hermandad realizan el proyecto realizado por José Francisco López García-Moreno. Será la primera vez en la Historia de la Hermandad que el Cristo yacente realice su recorrido procesional fuera de su urna. Las andas, de tres cuerpos superpuestos en madera de nogal y metal repujado en molduras y tallas, son portadas por veinticuatro anderos. Otra de las novedades de este año 2013 es la incorporación de un cetro de presidencia a los enseres de la Hermandad. El cetro está realizado en madera y repujado de metal bañado en plata y coronado por una orla con la Cruz de Jerusalén. Es realizado por el Taller de Orfebrería Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava de la provincia de Ciudad Real.

Asimismo, en 2013, la Banda de Cornetas y Tambores del Santo Sepulcro cambia el tradicional capuz de penitente por boina negra con cruz de Jerusalén en color rojo y cruz de Malta en blanco marfil. 

En 2014 se realizan medallas con el nuevo escudo de la Hermandad para todos los cofrades que se incorporarán al ya mencionado hábito de penitente. Asimismo se adecúan los varales exteriores de las andas para ampliar en diez personas el número de anderos que puede portar el paso del Santo Sepulcro.          


SÍMBOLOS DE LA HERMANDAD

Simbología de la Cruz de Jerusalén

La tradición, fuerza e historia de la Cruz de Jerusalén está muy arraigada en la memoria del cristianismo, por lo que no es nada infrecuente encontrárnosla como emblema o parte de la heráldica de alguna cofradía o hermandad de pasión, máxime cuando su simbolismo y significado, no sólo su historia, está cargado de sentir cristológico y pasional. Así, el total de cinco cruces que componen este escudo representan las cinco llagas de Cristo –las producidas por los clavos en las manos y los pies, y la sufrida en el costado a consecuencia de la lanzada–. También se quiere ver en la cruz grande central la representación de Jesucristo, aunque hay quien asegura que ésta, al estar compuesta por cuatro Taus, representa la ley del Antiguo Testamento. Por su parte, las cuatro cruces pequeñas simbolizan los cuatro evangelios proclamados en las cuatro esquinas de la Tierra comenzando en Jerusalén. Esta cruz también fue tomada como escudo del Reino de Jerusalén, y como tal era portada por muchos de los cruzados que según su procedencia la lucían de un esmalte o metal diferente (color heráldico); así, los franceses la llevaban de plata (blanco), los italianos de azur (azul oscuro), los alemanes de sable (negro), los polacos de sinople (verde), y los españoles de gules (rojo), tal y como lo podemos observar en la heráldica de cofradías relacionadas con el Santo Entierro, tanto en sus estandartes como en el hombro izquierdo de la capa que visten sus hermanos.

La Cruz de Malta

La Cruz de Malta, también conocida como Cruz de San Juan o Cruz de ocho puntas, es identificada como el símbolo de los caballeros que servían en el hospital de Jerusalén, conocidos primero como los Caballeros de la Orden Hospitalaria y luego como Caballeros de San Juan. Originalmente fue el símbolo de Amalfi, una pequeña república italiana del siglo XI. La cruz es de ocho puntas y tiene la forma de cuatro "V" unidas por sus vértices, de forma que cada brazo tiene dos puntas. Su diseño se basa en cruces utilizadas desde la Primera Cruzada. La cruz de Malta sigue siendo el símbolo de la Orden Soberana y Militar de Malta así como otras órdenes denominadas de San Juan. En los últimos siglos ha llegado a ser adoptada como la insignia de numerosas órdenes de caballería.

El Cáliz de la Pasión

Varios son los símbolos que podemos encontrar en las representaciones de la Pasión desde los mismos orígenes del cristianismo. Los clavos, la corona de espinas, los dados,… todos ellos simbolizan momentos concretos del martirio de Cristo. Pero hay uno que los simboliza a todos: el cáliz.

Poco antes de ser prendido, ya en Getsemaní, Jesús oraba. La Pasión iba a comenzar y Él se dirigía al Padre pidiéndole que, si era posible, apartara ese cáliz, ese doloroso momento que se avecinaba.

Además, el cáliz, esa ‘copa de amargura’ tiene otra connotación importantísima para los cristianos, pues poco antes de marchar a Getsemaní, en la institución de la Eucaristía, Jesús lo emplea para compartir el vino, un vino que nunca volvería a beber con los suyos, que desde ese momento lo conmemorarían convertido ya en la sangre de Cristo.

Aúna así, las connotaciones eucarísticas a las que simbolizan la Pasión.

La corona real

La Virgen ha sido coronada, como Reina y Señora de todo lo creado. En España existe la costumbre de coronar las imágenes de la Mater para nombrarla también reina de nuestras casas y de nuestras vidas. Con la Iglesia, nosotros proclamamos a María como Reina. Lo es por su ser: ella es la “plena de gracias”, la obra maestra de Dios. Es reina porque se hizo una sola ofrenda con Cristo al pie de la cruz y ahora reina junto a Cristo resucitado en el cielo. Es reina, por último, porque nosotros, que nos confesamos hijos y vasallos suyos, la proclamamos como tal. De esta forma, queremos reconocer la realeza de María y su poder de gobierno, es decir, que ella, en dependencia del Señor y en íntima unión con él, puede intervenir en nuestra vida, en la vida de la Iglesia y en el acontecer del mundo.

MEDALLA

Nuestra medalla de la Cofradía actual recoge y aúna todos los símbolos anteriormente descritos.

Como eje de la misma, como no podía ser de otra forma, la Cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén. En superposición a ésta se encuentra la Cruz de Malta y sobre ella el Cáliz de la Pasión de Nuestro Señor. Finalmente, queda coronada por la Corona Real, símbolo de la devoción que nuestra Cofradía muestra por Nuestra Reina y Madre María. El cordón trenzado, consta de dos cabos de color negro y uno blanco, colores de nuestro hábito penitencial actual.


David Raboso Rojo