Ermita Cristo del Coloquio


Tampoco sabemos la fecha de Construcción de esta ermita, y sí podemos asegurar que es posterior al año 1576, ya que no Consta en las Relaciones de Felipe ll, y tampoco Santa Ana, y si las demás ermitas y dos devocionarios: San Gregorio y San Marcos, y de este último se carece de datos así como de su ubicación; la tradición oral tampoco nos ha legado noticias.

Su advocación desde un principio es ésta, Cristo del Coloquio, y su Hermandad data del año 1749. Es decir, posterior, por ejemplo a la del Cristo de la Viga, que es de 1694.

En esta ermita siempre ha estado y venerado la imagen de la Virgen de los Dolores, y se han celebrado los cultos, septenas y coronas, a la misma, desde que en 1770 se fundara la “Escuela de María Santísima de los Dolores y Congregación de sus Siervos, erigida en esta Villa de Villacañas en la ermita del Santísimo Cristo del Coloquio, extramuros de ella", según el libro de Reglas y Constituciones editado en Madrid en 1804. Este libro ha sido reeditado posteriormente pero solamente a efectos de rezos y cultos. Recuerdo ver un acta de la Junta que entre otras cosa dice: "que los hermanos se quejan del barro que hay en el camino hasta llegar a la ermita".

Esta Hermandad se fundó siendo “‘Prior General de la Religión de Servitas, el Rvdo. Padre Maestro Fray Francisco Ramón Adami, y su Secretario Fray Pedro Costa, a solicitud del Doctor don Francisco Malo de Medina, Presbitero".

Sobre este presbítero (1732 ― 1793), ilustre villacañero y fundador de entre otras Cosas del Orfanato de La Mancha, dedico varias páginas en "Villacañas y su historia" 1978, a su biografía. Y mi buen amigo Mariano García Rupérez, Archivero del Ayuntamiento de Toledo, publicó un extenso artículo de 25 páginas, con datos precisos y preciosos de este ilustre villacañero, en la Revista de Pedagogía nº 172 Abril — Junio 1986.

La portada de esta ermita de piedra almohadillada y el atrio se hicieron en el año 1887, y encima de su tejadillo, en el paramento de la muralla, existen curiosas piedras labradas con signos o escudos que por su rareza debieran estudiarse heráldicamente. La de arriba es una mano que sostiene un globo terráqueo y sobre él una cruz entre llamas. Sobre esta enigmática piedra me dijo el sacerdote don Ignacio Gallego Peñalver, encargado entonces del Archivo Diocesano, que, consultados diccionarios heráldicos sobre los Álvarez de Toledo, me confirmaba el escudo que explico en el crucero de la iglesia, de juego de damas y banderines y a continuación dice:

"Cimera: un ángel con túnica jaquelada, de azur y plata, con alas de plata y en su mano derecha una espada de plata con empuñadura de oro y en la izquierda un mundo de azur superado de una cruz de oro, con el lema ‘TU IN ET EGO PRO EA’ (Tú en la cruz, para salvar al mundo y yo luchando por ella)."

Vemos que debe haber relación entre esta piedra del Cristo y la Construcción de la iglesia, es decir, con los Álvarez de Toledo, Prior de Consuegra.

Otras dos de estas piedras labradas parecen figuras vegetales o un indalo almeriense.

En el centro hay una capilla barroca con el bajorrelieve de la caracola o vieira y en ella se ha colocado (cuando la obra de reparación de la ermita por el maestro albañil Pepe García Romeral, en tiempos de don Anastasio) una Mater Dolorosa esculpida y a sus pies en letras “Malo de Medina". Esta fue encontrada, me consta, en los años cuarenta, entre las ruinas de un molino de viento en el arranque del camino de los Porreros, que se llamó de Mascaraque y que fue anteriormente propiedad de don Francisco Malo de Medina, que venimos citando y que debió esculpir el mismo.

La sacristía también es posterior (1819), y la reja de su ventana es digna de ver por la forja curiosa de sus barrotes, que se embuten machiembrados de caja y espiga cada uno de ellos por su mitad.

Esta ermita fue cárcel en 1936. De ella sacaron a la mayoría de los 71 villacañeros que fueron asesinados en descampado sin formación de causa, en 12 sacas, del 3 de Agosto al 20 de Octubre. Entre estos presos se encontraban los beatos villacañeros Francisco Maqueda y Perfecto Carrascosa

En la parte delantera de esta ermita hay un jardín, cerrado con zócalo de piedra careada y verja de hierro, que con la puerta también metálica pusiera a sus expensas el clérigo local, don Regino Zaragoza y Perales, en el año 1906.

Alrededor de esta ermita, el día de San Antón (17 de Enero), "daban vuelta" las caballerías de labor y renta, primorosamente enjaezadas, después de la ofrenda de la cebada u otros productos de campo.

También es esta ermita final del recorrido procesional de Semana Santa para algunas imágenes.

Me ahorro la descripción de su fábrica ya que está perfectamente explicada en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Interés Histórico Artístico del Ministerio de Cultura (1979) que a continuación publico.

DESCRIPCIÓN

Iglesia de una sola nave con planta de Cruz latina, apilastrada en tres tramos y recorrida por una imposta moldurada. La bóveda de Cañón que la cubre esta recorrida por arcos fajones de medio punto y Iunetos con ventanas termales, ocupando el último tramo el coro alto sobre el acceso.

El crucero está cubierto por cúpula de media naranja con pequeña linterna con pechinas sobre arcos torales de medio punto, estando dividida por la decoración en ocho tramos.

Tanto los brazos del crucero como el ábside son muy poco profundos y están cubiertos por bóvedas de lunetos.

Tras el ábside, una sacristía que ocupa todo el cabecero.

Exteriormente refleja en su volumetría su planta, destacándose el cimborrio con los brazos del crucero y el ábside más bajos, con un porche al pie cubierto a tres aguas y sujeto por dos columnas de orden sencillo en piedra que protegen una portada adintelada de despiece almohadillado en piedra.

El porche se remata con una hornacina con bóveda en concha enmarcada por jambas con volutas que rematan en un friso y posteriormente en un frontón con dentículos. Una Cruz en bajo relieve sobre dicho frontón remata el acceso.

La fábrica general es de mampostería en piedra con esquinas de paramentos y recercardos de huecos en sillares.

La cubrición es a cuatro aguas en el crucero y tres aguas en brazos, ábside, sacristía y nave.

Al pie una pequeña espadaña remata el paramento de acceso.

La verja que cubre la ventana de la sacristía es de curioso trabajo en forja.


Tomado del libro "Historia de la iglesia y ermitas de Villacañas" de D. Luis García Montes